La instalación Palimpsesto (Museo de la Ciudad, Quito, 2007) toma el nombre del libro de poemas de Cecilia Velasco [1] y dibujos de Pilar Flores.
Desde el año 2001, Pilar Flores comparte con diversas mujeres Encuentros de Creatividad desde el Silencio, y es esta experiencia colectiva la que le permitió imaginar Palimpsesto.
Participan catorce mujeres [2] de diferentes países, cada una de las cuales borda siete telas de 15 x 15 cm, inicia su labor con un hilo rojo, en un proceso de interiorización y silencio que le permite contactarse con su propia fuerza.
En el día de la inauguración hay la participación de artistas con el público, pues ellos dibujan las palmas de las manos de cada unx de lxs espectadorxs que entran en la muestra. Este símbolo se completa al colocar estos dibujos en la sala mientras transcurre la inauguración. Las líneas de su vida entrelazada con otras vidas como parte de un solo laberinto.
Palimpsesto parte del mito del hilo de Ariadna, y se centra en la fuerza de lo femenino en un acto meditativo complementado con la acción de unicidad de lo masculino, que busca la salida en un laberinto de tiempo. El hilo rojo como símbolo de retorno; el hilo rojo que tiende puentes entre los que están separados y, encarna el camino íntimo que cada quien recorre. Hilo tenue como las líneas de la palma de la mano, teje, de esta manera, una obra colectiva e interdisciplinaria [3], que entrelaza distintas subjetividades en una interconexión de momentos y lugares diferentes.
Esta obra tiene como eje un diario de creación artística [4] que registra todo el desarrollo de Palimpsesto. Todos estos componentes fueron recogidos por el artista Pedro Cagigal en el video: Diario del proceso Palimpsesto.
Palimpsesto se construyó multidimensionalmente como un rizoma. Fue creciendo como un sistema abierto, en la combinación de mito, símbolo, rito y fiesta. Nació de los encuentros semanales de un grupo de mujeres, quienes, a través de su expresión creativa, buscaban el contacto consigo mismas. En el transcurso de siete años, cada una de las integrantes de este grupo fue enriqueciendo su mirada sobre sí y sobre el/la/lo otrx.
La comunidad de hombres y mujeres que participaron en la exposición provenían de geografías distintas y realizaron su labor en tiempos diferentes; sin embargo, todxs estaban unidxs por una especial conexión de afecto con la autora de la obra. En Palimpsesto, las cosas no se dieron de forma lineal. Las mujeres (catorce en total) bordaron al mismo tiempo, en contacto con su propio mundo, pero en continentes distintos, afrontando problemáticas diversas. Las unía la construcción de sus propios símbolos, que, al ser simultáneamente expuestos, potenciaba su cualidad individual y también la riqueza del conjunto. Palimpsesto se fue tejiendo en las relaciones y en la articulación de diferentes intensidades en las que, finalmente, se buscó el equilibrio dinámico de los extremos (por ejemplo, la fuerza de lo femenino integrada a lo masculino como su complementario).
A través del mito accedemos al símbolo. El mito es la “experiencia de una vida remota intemporal, cargada de significados que iluminan el presente… El mito es un símbolo en palabras” [5] y una exploración simbólica del misterio del ser en el cosmos. O, tal como dice el filósofo e historiador de las religiones Joseph Campbell, los mitos son pistas de las potencialidades espirituales de la vida humana.
El rito se asocia con un viaje interior; así aconteció en la trayectoria de cada una de las mujeres al bordar las siete telas, contactándose con su fuerza interior, respondiendo a la invitación inicial.
Y la fiesta es la celebración colectiva, el encuentro, el dibujo de las líneas de las palmas de las manos de todxs lxs asistentes, cuyos trazos se unieron unos con otros, continuos y en yuxtaposiciones, desbordándose en la edificación de un laberinto-movimiento y, por tanto, de vida.
[1] Cecilia Velasco y Pilar Flores, Palimpsesto, Quito, Paradiso Editores, 2007.
[2] Siete mujeres que viven en Ecuador y siete mujeres que residen en el extranjero (Canadá, Estados Unidos, España, Francia, Alemania, Suiza, Austria). Realizan 98 bordados en total.
[3] Esta obra se desarrolla a lo largo de catorce años, a través de experiencias individuales y colectivas en distintos formatos: poesía, dibujo, bordado, tejido, grabado, pintura, trabajo en arcilla, palabra, instalación, acción artística y virtual. Experiencias que se llevan a cabo paralelamente en distintos tiempos y espacios de socialización, investigación e intercambio.
[4] A lo largo de mi trayectoria artística he recogido reflexiones y escritos en Bitácoras de artista. En estos diarios constan procesos, referentes, pensamientos, imágenes y mapas mentales que van construyendo mi obra; tres décadas de búsquedas, de experimentaciones, de deliberaciones, y de estudios con referentes filosóficos y artísticos.
[5] Marco V. Rueda, Mitología. Cuadernos de Antropología -1, Quito, EdiPuce, 1993.
CRÉDITOS:
Palimpsesto se presentó en el Museo de la Ciudad, Quito-Ecuador (2007)
Obra creada a partir de la colaboración con Cecilia Velasco. La instalación toma el nombre de su libro de poemas Palimpsesto, el que incluye mis dibujos.
TÍTULO: PALIMPSESTO
PARTICIPANTES:
Mujeres bordadoras de aquí:
Patricia Carrera
Marta Forero
Tuca Guerra
Marina Ordoñez
Dayana Rivera
Silvia Sánchez
Paloma Sánchez
Mujeres bordadoras de fuera:
Christa Kuderna (Austria)
Anne Moctouris (Suiza)
Catherine Robichaud (Canadá)
Elodie Studler (Francia)
Barbara Sudheimer (Suiza)
Linda Valdes (España-Chile)
Rosario Vásconez (Estados Unidos-Ecuador)
MONTAJE: Pilar Flores, Cecilia Velasco, Guido Yacelga.
DISPOSITIVO PARA COLGAR LOS BORDADOS: Marta Forero
TÉCNICA: Instalación que integra 96 bordados (en telas de 15 cm x 15 cm) colgados desde el techo, dibujos de las líneas de las palmas del público, sobre distintos papeles transparentes, colocados en las paredes conforme transcurre la inauguración, diario del proceso de creación de la obra.
DIMENSIONES: Las dimensiones de la sala de exhibición.
DISEÑO INVITACIÓN: Belén Santillán
PRODUCCIÓN: Christina Moreno Flores
AÑO: Presentada en el Museo de la Ciudad, Quito-Ecuador, 2007, esta es una propuesta artística abierta, resultado de siete años de los Encuentros de Creatividad desde el Silencio.